miércoles, 29 de mayo de 2013 0 comentarios

No estabas

Hoy, la noche está estrellada.
Aún no ha salido el sol en mi ventana.
Hoy, la noche está estrellada,
mi cama está vacía, no quedan huellas en tu espalda.
Tus cama está ocupada, tus sábanas manchadas.
No queda de tu perfume porque ya no estabas.
No estabas joder,
no estabas.
No estabas joder,
no estabas.
Aunque tampoco esperé
por si acaso estuvieras.
martes, 28 de mayo de 2013 0 comentarios

Lo que no tuve.

Que no me hablen de nanas antes de dormir, ni tampoco de princesas con vestidos rosados y zapatos de cristal. No me hablen de juegos de niños en el parque de siempre. De castillos de arena por la playa y de manguitos explotados. Que no me hablen de risas de complicidad, de un apoyo las veinticuatro horas del día para todo. No me hablen de verdaderos amigos, mucho menos de 'para siempre' o historias que dicen no tener final. No me pidan que deje de creer en el egocentrismo. Es demasiado tarde. Que no me hablen de los besos de buenas noches tras dos cuentos, los mismos de siempre. Que yo de eso no he tenido.
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Estrangulable diario.

Déjame decirte que no ha sido nada, que a pesar de que se haya roto en mil pedazos: no ha pasado nada. Que ella ya está acostumbrada a la misma historia de siempre, a los mismos ruidos, al mismo estrés. La nicotina y el alcohol tampoco parecen tan malos. Le hace frío cuando es verano y llueve durante todo el año. 'Un día más' al levantar y un 'para, no más, por favor' cada noche. Una tortura, unas cicatrices, un cuerpo y muchas, muchas lágrimas. Sobrevive. No le pregunten cómo.
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Chillar, gritar...

Gritos de dolor rebotan en mi mente,
mientras tanto, un haz de luz en esta oscuridad.
Ni si quiera da esperanza, tampoco refugio.
Se oye una terrible tortura,
un perro ladrar y una sombra ocultarse.
Se intenta hacer reaccionar al mundo con un toque.
Pero no funciona.
Sigue doliendo, cada vez más fuerte.
Los gritos toman forma física.
A veces hay que ocultarlo,
otras en cambio...
A veces la mentira es la mejor salida.

Gritar, chillar de rabia, de impotencia.
Apuñalar, matar, torturar.
Reír, bajar la cabeza, suspirar: llorar.
Un teatro donde no hay cenicienta.
Un eterno invierno donde no hay tormenta.
Así será. Condenada.
Hasta el fin de los días por algo que, niña, nunca termina.
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Déjame no avanzar



Te dibujo con el humo del cigarro que hoy reposa sobre el dedo corazón

                 [ a la vez que me pregunto que tal te combinarías con un poco de tequila.

Un vaso para cada uno.

Un reloj que marca las heridas.

Unas cicatrices escondidas, refugiadas y apresadas.

Unas llagas que lo marcan todo.

Escribo con espuma de afeitar tu nombre en el espejo mientras me reflejo.

He comprendido que es la única manera de "verte" cerca de mi.

Linda cordura, tenebrosa verdad y oscura realidad

Me pregunto a dónde te has marchado.

¿Por qué te lo has llevado?.

Déjame caminar en la arena fría y sólida.

Déjame no avanzar porque si doy un paso más...

Mejor ni hablar.
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De la nada irracional del mundo espontáneo

Me estoy ahogando en la soledad de mi habitación.
En esta noche fría de diciembre te echo especialmente de menos.
Creí que el tiempo curaría las heridas, y las heridas han empeorado.
Creí que te superaría, que saldría adelante,
y las únicas sonrisas que consigo parecen máscaras de una danza macabra.
Borré tu número pensando, ingenua de mi, que así te olvidaría.
Borré el buzón de entrada evitando obviar que tengo memorizado cada mensaje.
Llegó el puto invierno y es cierto eso de que,
una vez que los caminos se bifurcan no vuelven a juntarse.
Ahogué mis penas en más de una copa y
lo único que logré fue saber que el tequila en exceso emborracha.
 He golpeado las paredes hasta hacer sangrar mis manos.
 He saltado sobre los charcos hasta dejarlos secos.
He mareado a mi almohada dándole vueltas más de una noche y más de dos.
He roto los cristales con las yemas de mis dedos y
he intentado repararlos con los cachitos de mi cordura.
lunes, 27 de mayo de 2013 0 comentarios

Como siempre, como todo.

Si se pudiera medir lo que te echo de menos te juro que sería tan difícil de calcular como las estrellas cada noche. Si se pudiera dar vuelta atrás te prometo que arreglaría todos los errores que en su día cometí. Si se pudiera odiar a algo hasta matar, lo haría con el tiempo, para paralizarlo en ese momento. Si tu cuerpo fuera un paisaje, serías lo que quiero ver por la ventana en cada amanecer. Si fueras una estrella fugaz: lloraría. Lloraría tanto por verte marchar, por ser tan hermoso en mi memoria pero tan efímero. Podría repetir una y otra vez que te quiero, pero quizás aún te cueste creerlo. Podría demostrarte a base de caricias en tu espalda cómo te he echado de menos todo este tiempo. Y es que saben tal mal los besos de otras bocas que ninguna se parece lo más mínimo a ti. Ningunos dedos se parecen a lo tuyo y el olor de tu pelo ya no vive en mi almohada. Las cartas se quemaron, las heridas cicatrizaron y bueno, tu olor, tu fecha, tu teléfono, todo eso está borrado... Sin embargo, por mucho que lo niegue, no ha habido día que no me haya acordado de ti.
 Y de tus besos.
 Y de los dedos entre mis cabellos.

viernes, 24 de mayo de 2013 0 comentarios

Como fotos del desván, llenas de polvo (9)

Dile a ese que va contigo que te cuide, que remiende las heridas que yo a pulso hize en los costados de tu cuerpo, que guarde como un tesoro tu preciosa sonrisa y que te trate como lo que realmente eres. Dile que te susurre cosas tiernas al oído, que te de un beso en la mejilla de buenas noches, que calme tus pesares con abrazos infinitos y que te dedique también un par de canciones. Dile que te arrope las frías noches de Diciembre, que eres propensa a muchos resfriados, que te sienta bien las tazas de chocolate caliente, que te saque a bailar a la pista aunque tu te nieges en rotundo. Dile que te prometa cuentos de princesa, que te observe mientras duermas al menos un par de minutos para comprobar que estás bien. Dile que te lleve de viaje, que te regale todos los caprichos. Dile también que tu flor favorita no son las rosas como la gran mayoría de las chicas de tu edad, sino los claveles, a ser posible rojos. Dile que no se enfade con tus repentinos cambios de humor, que no se le ocurra ni por asomo cortarte las alas y que te gusta quedarte dormida los días de domingo.Dile de mi parte, que te haga el amor como nunca se lo hizo a nadie, que no rompa ese halo de inocencia. Dile que te lleve al cine y que por descontado, tu eliges la película, que tienes un alto poder de convinción y que tus labios son el refugio donde cualquier hombre quisiera perderse. Dile que no se dé nunca por vencido por muchos obstáculos que pongas. Dile que memorice tu olor porque es realmente inconfundible, que el calor te vuelve realmente insoportable y que las cosquillas son tu punto débil. Dile que odias tus rizos negros porque siempre van a su libre albedrío, que te compre varias veces a la semana una tableta de chocolate y que te encanta pasear descalza por la casa. Dile que prefieres mil vece más dormir con un pijama de corazones a usar lencería de esas caras, que no soportas los tacones pero que tu armario está lleno. Dile que a pesar de todo los problemas, quererte, merece la pena..
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Como fotos del desván, llenas de polvo (8)

Cuando él era el culpable del sabor de todos los besos y creías que lo que te sobraba era tiempo, tiempo para asumir el dolor que conlleva el después. En el fondo, sabías cómo iba acabar, sabías qué iba a pasar. Aún así, escogiste mal. Él fue tu elección. Ahora comprendes que solo fue un cúmulo de decisiones mal tomadas. Una detrás de otra. Como la quemazón que sientes entre pecho y espalda la primera vez que bebes tequila. El dejavù de saber como termina la historia, seguido por el deseo inconfesable de oír una mentira tras otra. Tener sed y que no quede agua. Promesas sin cumplir. Miedo de querer. Un cielo anunciando lluvia. Esperar un mensaje que no llega. Jugar a hacerse daño. Querer tenerte cerca y que no estés. Dolor en vena. Irte a dormir y no tener con quién soñar. Despertar y no tener en quién pensar, darte cuenta de que nadie te espera en ningún lugar. Recordar, cuando la piel no aguantaba más.
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Como fotos del desván, llenas de polvo (7)

Para que esperar, si tu no vas a venir a decirme que soy lo mejor que te ha pasado. Al parecer no corre viento, por que todas tus palabras no se las ha llevado nadie. Tanto tiempo sin tenerte y aún no me acostumbro a estar sin ti. Lo peor de haber sido tan importante para mi, es que ahora nadie puede alcanzarte. Y me cuesta encontrar alguien que por miles de defectos que tenga, no deje de ser perfecto. Ya ni espero olvidarte. Vivo en constante monotonía donde todo gira en torno a ti. Me es tremendamente imposible encontrarme con tus ojos y no pararme a contemplarlos. O que una mínima ráfaga de viento lleve tu perfume hasta mi y recordar todas las caricias que prometiste seguir dándome. Pero aquí me ves, con el deseo incontrolable de que quisieses tropezar conmigo otra vez, ignorando cualquier movimiento tuyo por antes haberlos estudiado todos. Así que me resigno a quererte, ya que tenerte no puedo.
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Como fotos del desván, llenas de polvo (6)

...Perdona que te escriba a estas horas o perdona que no sepa decirte esto en persona. Te juro que hoy lo he intentado, incluso el resto de días pero te juro que no me salen las fuerzas para hacerlo. Veintiseis. Día en el que te dije que te quería por primera vez. Hoy hace ya un año y ocho meses. ¡Qué rápido pasa el tiempo! ¿Verdad?. No estoy triste, pero tampoco estoy feliz. No vengo a pedirte que me escuches decir tonterías, simplemente... deja de leer. No respondas si no quieres, si te sientes incomodo o si... bah, déjalo. Únicamente necesitaba decirte que los momentos a tu lado sacan las sonrisas más sinceras, que eres el mejor pañuelo. Que has sido mi primera vez en todo. Que no hay piel mas suave que la tuya, tan perfecta y tan fantástica. Que tus ojos son dos flores en plena primavera, que se esconde en ellos la mirada más perfecta de todo el universo. Que te juro que existe vida detrás de ellos porque no hay nada más que explique el por qué de esa belleza. Que he besado muchas bocas, las suficientes para saber que la única vez que he besado de verdad fue un tal seis de julio de este mismo año. Que aprendí que los besos de ciertas bocas saben mejor y que aunque bese otras muchas bocas mis labios van a seguir siendo tuyos. Porque siempre has estado ahí, porque mi sonrisa permanece. Que hablar contigo por las noches es ese sustituyente a mi manía de tomarme un colacao con hielo incluso en invierno, es decir, que eres mi tila, mi cocaína, me subes la adrenalina. Eres la forma que tengo para dormir tranquila. Que me gusta cuando tu mirada y la mía se cruzan, que aunque no te lo diga, en cada uno de esos momentos te robaría un beso, pero que no te lo devolvería. Perdoname, por mis ataques de celos, mis enfados, mis gilipolleces. No te las mereces. Que sinceramente pienso que tengo más deudas con tu espalda que las que jamás nadie tendrá con la luna. Que ya no tengo miedo de perderte, porque quien quiere puede, y eso lo sé y lo aprendí a lo largo de este tiempo. Que lo que tengo miedo es de no volverme a enamorar nunca más. Tengo miedo de que nadie me haga sentir lo que tú me haces sentir. Tengo miedo de no volver a sonreír sin tener que fingir... No me olvides nunca por favor.
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Como fotos del desván, llenas de polvo (5)

No entiendo por qué tienes esas maneras tan extrañas. Tienes esos ojos marrones tan diferentes a los demás, esa mirada embrujada tan intensa que me adentro y me pierdo, hasta que vienes a buscarme. Tienes esos andares, ese silencio en el momento justo. Me encanta hablar con tu silencio, mientras tu mirada me susurra que siempre estarías a mi lado. No entiendo como eres capaz de comprenderme cuando nadie lo hace. No entiendo por qué a pesar de haberme equivocado diez mil millones de veces sigues aquí, a mi lado. No entiendo por qué no me dejas y te vas, te olvidas de mí y me haces daño: me lo merezco. No entiendo por qué me dices siempre la verdad. ¿Por qué no me mientes? Tus verdades no me hacen daño. Tu presencia me provoca mariposas en el estómago y un "hola" tuyo me alegra el día. Te juro que cuando me miras mi mundo se paraliza y ¿sabes lo que quiero? Besarte. Y olvidarme del mundo y de todo. Quiero que nos queramos. No entiendo como eres capaz de aguantarme. Soy una quejica, una borde, una celosa, y una maldita niña estúpida. Tengo mis manías y mis defectos y soy bastante acaparadora. No entiendo por qué te empeñas en resaltar mis virtudes, no entiendo por qué vas diciendo por ahí que soy la persona que más llegará a quererte en la vida. Pero al fin y al cabo, como ya dije, tú nunca mientes.
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Como fotos del desván, llenas de polvo (4)



¿Qué he hecho mal? ¿En qué es en lo que he fallado? ¿Por qué ahora?. No, no he conseguido el sueño que creía haber cumplido. Todo lo has hecho para no hacerme daño, pero resulta que una verdad duele una vez, y la mentira cada vez que la recuerdas. Bien, pues ahora estoy llena de mentiras. Y de recuerdos. Recuerdos que cortan como el cristal. Recuerdos que duelen en lo más profundo. Hoy no quiero continuar, quiero caer y perdurar aquí, sin que nada ni nadie pueda levantarme. Quiero apagar el juego, o empezar de nuevo.

Se supone que ahora es cuando escucho miles de canciones, que me dicen que me voy a levantar: que voy a continuar. Que no tengo que llorar porque terminó sino sonreír porque sucedió. Pero dime ¿a caso esas canciones puedes contestarme? ¿qué hice mal?

Lo más duro es saber que ahora tengo que olvidarte, así, derepente, tan simple como que el aire existe. Ahora te has llevado mi ilusión, me has roto el corazón. Dime, joder, dime cómo se olvida a alguien imprescindible en tu vida. Dime cómo se olvida a tu mejor amigo. Dime cómo cojones se olvida a la única persona que te entiende, a la que más ha dado por ti. A la que más te ha apoyado. Dime cómo coño se olvida a la persona que te ha defendido. Dímelo, porque yo no sé que voy a hacer ahora.

Se ha acabado todo. Yo he perdido. Tú sigues ahí. Todo el mundo consigue mi sueño, pero parece ser que yo soy incapaz. Dicen que todo en esta vida sucede por alguna razón, y que si merece la pena al final todos los caminos desembocan en ese objetivo. Bien es cierto que hemos sobrevivido muchas tormentas, sólo me queda la esperanza de que esto sea una más.

Arriesgar, también queda eso. Ahora te pido que tengas cojones de mirarme a la cara y me respondas. ¿No te ha importado nada? ¿Todo ha sido mentira? Dime que no quieres que forme parte de tu vida y me iré. Te lo juro.
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Como fotos del desván, llenas de polvo (3)

Ayer por la noche me aburría y me puse a mirar mis cosas de la infancia, y entre ellas encontré una cinta de vídeo,una película que me encantaba, Peter Pan. Cuando la veía, no sabia su verdadero significado, pero ya crecí y me di cuenta de una cosa: le damos muy poca importancia a las cosas secundarias, a lo pequeño; ¿que por qué digo eso?, por Campanilla. Sí, esa, Campanilla, sí sí, la compañera de Peter. Aquella hada a la que nadie hacia caso. A muy pocos le importaban sus sentimientos, todos querían que Peter acabara con Wendy, la chica encantadora, la que le cosió su sombra a los pies, la que dejo a Peter porque decidió hacerse mayor y renunciar a él. Oh sí, que gran persona, ¿verdad?. Pero yo pregunto una cosa, ¿crecer? de que sirve si tienes al amor de tu vida para siempre a tu lado. ¿Sabeis una cosa?, el verdadero amor era el de Campanilla, que arriesgo su vida bebiéndose la medicina envenenada para que no muriera Peter, y todo... ¿para que? Para que él la empujara, para que el solo se fijara en la niña bonita de rizos definidos y ojos azules. Sin duda alguna, Peter Pan es uno de los cuentos más sinceros que nos contaban de pequeñas respecto al amor. Nada de zapatos de cristal, nada de besos que rompen maldiciones, nada de castillos protegidos por dragones, simplemente, una chica enamorada de un chico que quiere a otra.
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Como fotos del desván, llenas de polvo (2)



Aunque pase el tiempo, aunque pasen las ganas, aunque pasen otros. Aunque tu cielo ya no sea mi cielo. Aunque tus locuras ya no sean como las mías. Aunque me refugie en otros brazos, aunque te pierdas en otros ojos. Aunque mi vida se aleje de la tuya, y no volvamos a encontrarnos y ya nos quede muy lejos el camino de regreso. Aunque ya no escuche tus palabras, aunque te hayas olvidado de mi voz. Aunque todo siga pasando, aunque mi piel se erice con otro calor. Aunque tus manos recorran otro cuerpo, y ya no te acuerdes de mí. Aunque mi mundo gire en un sentido distinto al tuyo y en mis caminos no encuentre ni el eco de tu voz. Aunque estemos así, tan lejos, tan olvidados, tratando de recuperar lo que el pasado se llevó. Aunque te haya perdido y no recuerde cómo y por qué. Aunque desaparezcas bruscamente así como apareciste irrumpiendo mis días, mi vida, todo lo que era y hoy ya no compartamos siquiera el mismo aire. Fuiste esperanza cuando no lo había, fuiste sueños entre realidades que lastimaban. Fuiste amor cuando ya no sabía amar. Fuiste tú, quien sin razones dejaste una razón en mí.

Lo bueno no dura para siempre, pero sí lo suficiente como para volverse inolvidable.
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Como fotos del desván, llenas de polvo. (1)



He intentado tantas veces dejar la heroína, la cocaína, los vicios malos. He intentado dejar el alcohol, he intentado dejar los problemas apartados sin necesidad de recurrir a un cigarro que me alivie. He intentado no recurrir a nada, intentar solucionar las cosas por mi misma. No llorar ante los problemas, sino sonreír y poner buena cara.

Pero resulta que aquí la heroína, la cocaína, el alcohol, los cigarros y las lágrimas son sólo una persona: tú. Eres mi droga cuando te veo, cuando respiras, cuando me tocas y cuando me besas. Eres mi alcohol, que me hace olvidar el sentido del tiempo, me haces verlo todo desde una mejor perspectiva y me haces más fuerte, aunque en realidad soy más débil. Eres mi cigarro de cada mañana, de cada noche y a cada instante, eres la persona que me relaja cuando no hay nada que pueda pararme. Eres el que me ve a punto de explotar, me coges las manos, me miras a los ojos y acto seguidos subes hasta coger mi cuello y me besas. Y se para todo. El tiempo, el momento, el mundo, las personas. Se me para el corazón y el hasta la respiración. Me dejas ciega. Pero ciega por ti. Y eres mi llanto. Eres mis lágrimas porque ahí estás. Eres por quien lloro pero también por el que sonrío. Eres la persona que me hace sonreír cuando sólo necesito llorar. Eres quien sabe que estoy mal y se acerca a darme un abrazo y rompo después a llorar. Eres quien me seca las lágrimas, quien me dice que soy fuerte, quien me sube el autoestima y quien se pasa las noches a mi lado hasta que me duerma y deje de llorar. Eres perfecto: pero no lo ves. Eres con la única persona que quiero pasar el resto de mis días.
jueves, 23 de mayo de 2013 0 comentarios

Infierno torturado

¿Por qué vuelves? ¿Por qué de nuevo te plantas frente a mis ojos, me robas el aliento, me dejas sin vida, inerte? Pero ¿por qué te vas, de nuevo, sin ninguna explicación? Dejando un enorme vacío que tira de la sombra de mi cuerpo, la cual me sigue a todas partes incluso en los días más lluviosos. Una larga y oscura sombra donde acumulo cada uno de los rincones de mi alma.
Y tú, ¿por qué juzgas? ¿Acaso tienes idea de lo que es mi vida? Entonces calla.
De nuevo capitán de un triste naufragio al borde del universo. Enfrente. Dos. Felices. Atrás. Uno. Infeliz.
Déjalo. Tampoco nadie iba a entenderlo.

lunes, 20 de mayo de 2013 0 comentarios

A su justo galope.

Las cosas han cambiado: se ha subido la persiana, se han recogido los pañuelos del suelo y mi almohada ya no está mojada. Las botellas de tequila vacías ya tienen un sitio en el contenedor y de los cigarrillos que tanto éxtasis nos producían ya no queda nada. Pensarás que se nos ha quedado la habitación muy vacía. Como siempre. 
Hoy la cama está hecha, algo que ya no era costumbre. Respecto a tus cartas rotas, acumuladas en la papelera desde hace tiempo, hoy me he decidido llevarlas a la basura. Respecto a mi alma, bueno: ¿¡qué decir de mi alma!?, quizás se sienta perdida pero no por ello frustrada. De los sentimientos ni hablar, porque ya han vuelto a su sitio. No encajan en la misma posición, pero tras un par de maniobras han vuelto a tomar forma. De tu nombre ya no hay rastro en ninguno de los rincones de mi piel, en mis paredes ya no hay fotos y de tus besos... Bueno, de eso todavía queda, pero ya hay alguien que sobrepone los suyos. Aún tengo que decirte que me queda miedo, que me sobra miedo, que me asfixia el miedo.
Levantarte cada mañana sabiendo que por fin y de nuevo tienes a esa persona en la que confiar, a la que le cuentas tus problemas y no te da soluciones, pero te hace olvidarlos. Todo iba bien. Pero de repente tuviste que decirme que te marcharías, que pronto abandonarías este lugar y que lo que habría entre nosotros sería algo tan inmensamente vacío, como la distancia. No somos nada, no te conozco de no más de un par de meses, no eres nadie pero, no sabes lo triste que me pone saber que un cercano día, te irás. Y te empiezo a echar de menos y eso cambia mi humor por completo. Ya no busco soluciones, busco risas. Y me doy cuenta de que eres ese tipo de persona que para hacerme reír, no te tienes que esforzar. Y me va dando miedo. Miedo a enamorarme. De nuevo. Y a fallar.
Pero 'quien no arriesga no gana' y 'un buen marinero no se hizo en un mar tranquilo' o eso me decían cuando era pequeña; o eso me repito cada vez que ando en apuros. Es hora de coger las riendas de los caballos y empezar a galopar. Dejarme caer pero continuar andando. Al fin y al cabo, es como montar en bicicleta. Si no sigues pedaleando, te caerás una y otra vez.
Hoy, te escribo a ti, después de tanto tiempo cerrada en un mismo tema: en una misma persona. Hoy quiero intentarlo, y quiero vivir. Hoy, quiero dejar de tener miedo. Quiero volver a querer.
jueves, 16 de mayo de 2013 0 comentarios

Los placeres prohibidos.

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando solo la verdad
                                                             [de su amor,
La verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,

Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
martes, 14 de mayo de 2013 0 comentarios
Un empuje hacia los suspiros para formar el vaho de los cristales, en los que vuelvo a escribir las seis letras de tu nombre. Tan solo una borrasca de aire se acumula en un cristal y, de nuevo, se acumulan recuerdos. Dibujo mientras consigo ver, poco a poco, mi reflejo. Como aleteos de mariposa soy capaz de sentir las palpitaciones del músculo central de mi cuerpo. Una calada, un trago, una sonrisa en medio del enfado, suspiros y de repente un gesto rápido, eficaz. Me vuelvo a reflejar enteramente yo. Ya no hay vaho, ya no hay recuerdos.
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Abandono

Perdóname por volverlo a repetir, por volver a fallar al recordar.
Perdóname por tener de nuevo estas ojeras.
Perdóname por volver a llorar al dejarme llevar...
Todos tus sueños se han hecho realidad. Te envidio: llámame egoísta. Fui solo una especie de ángel que te acompañó durante el camino a la felicidad a donde estás ahora. Era yo quien te hacía fuerte, quien te soportaba en tus días de bajones. Te exigía yo más a ti, que a mí misma. Y mira donde estás. Has logrado todos tus sueños. Sin embargo yo ya estoy fuera de tus planes. Adiós promesas, adiós a todo aquella que formamos. Pero aquí vuelvo a estar, una vez más, llorando porque sigues sin volver a pesar de que ya hayan pasado ocho meses. Aquí me ves, susurrándole al mundo que ya no eres nadie, que no me importas y que te he superado: que no tengo miedo. Si tan solo pudiera creérmelo...
lunes, 13 de mayo de 2013 0 comentarios

Accidente ocasionado.

Y nos ahogamos entre metas. Entre petas. Entre esperas. Entre fugas eternas. Entre largas esperas. Entre noches enteras, de grandes ojeras.
domingo, 12 de mayo de 2013 0 comentarios

Comentario sobrante

Es completamente inútil cuando escribes, y borras, escribes, y borras, sin encontrar nunca las palabras exactas para describir qué es lo que estás sintiendo. Parece tan simple, o tan... Parece que no importa, que no vale la pena. Pero pff, creo que jamás encontraré la manera de que la gente entienda como sabemos comprendernos con tan solo dos miradas, a pesar del tiempo que ha pasado.
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En raciones por vena.

No puedo negarte que hoy me han dado ganas de llorar. Ha sido volver a aquel lugar, detenerme, observar los reflejos sobre el cristal, mirar izquierda a derecha y no parar de recordar. Tan simple como aquella toalla, o aquella silla, o aquel espejo o esa esquina. Lo siento, pero hoy volví a caer. Es muy duro volver al lugar donde más feliz has sido en toda tu vida y que no duela. Y aún peor si sabes que eso no va a volver a ocurrir nunca más. No igual. Ahora me martirizo con nuestra canción, tiro por la borda mis planes y mis objetivos, los que creía que tenía claros para volver al pasado. Una pesadilla, supongo. Y no sabes la de veces que estaría dispuesta a perder por rozarte una única vez más. Sin duda, aún te llevo en vena. Te echo de menos.
jueves, 9 de mayo de 2013 0 comentarios

Actúa o dispara.

Buenos días cariño. Hoy me hubiera gustado despertarme con tu voz a modo de despertador. Con tu olor como perfume de mi habitación. Con tu presencia como luz que entra por la ventana. Hace ya tiempo que nada es igual, ahora ya simplemente quedan recuerdos del pasado. Tal vez una estrecha línea entre la ignorancia de no saber si tú recuerdo hace bien o hace mal. Tal vez no debería escribirte, limitarme a olvidarte y a borrarte de mis planes de futuro sería lo más acertado. Créeme que lo he intentado. Me he esforzado y lo he dado todo pero me temo que es mucho más difícil de lo que pensaba. Hace tiempo que no hacemos más que discutir. Tú y tus peleas con amigos hace que nuestra relación flaquee. ¿Qué tiene eso que ver? Fácil. Si no eres capaz de perder el orgullo por tus amigos, ¿qué me hace pensar que lo perderías por mí? Muchos me dicen que te olvide, que te abandone. En un futuro tanto tú, como yo y como todos sabremos que me echarás de menos y que probablemente, no encontrarás a ninguna como yo. Apostaríamos a que supones que siempre me tendrás a tu lado. Es difícil, más bien imposible, y eso que yo no soy de imposibles, abandonar a una persona que te ha cambiado tanto. Quizá no fue voluntariamente, simplemente fue cosa del destino, o los malos entendidos, o quién sabe. Pero existe algo más poderoso que el odio, el rencor, la venganza. Existe algo incapaz de describir que te hace seguir tropezándote con la misma piedra una y otra vez. Y acaba gustándote. Pero hoy vengo a pedirte una última cosa. Más bien vengo a darte. He aprendido a valorarme, a quererme. Hoy soy mucho más que ayer y valgo mucho más que toda esta mierda que me estoy tragando. Me merezco algo y alguien ya. Por eso, demuéstrame algo o desaparece de mi vida para siempre: no me busques, no me llames, no me mires, no me hables. Tómalo como una última oportunidad porque es así. Si me fallas, juro irme, abandonarlo todo y aceptar que lo tuyo no fueron más que falsas promesas y que realmente nunca te importé. Por lo contrario, si me demuestras algo, prometo estar contigo, como siempre y para todo. Sé que lo que he hecho por ti no lo haría por nadie más. Al fin y al cabo el amor es ciego, pero yo no pienso pasarme los días dando palos de ciego. No ahora. Ya fue suficiente. Ya es demasiado tiempo, demasiada gente en medio, y las mismas peleas todos los meses. Así que ahora es tu turno. Actúa o dispara. Si avanzo sígueme, si retrocedo dispárame. ¿Estarías dispuesto a darlo todo por alguien que dio la vida por ti? Demuéstralo. Ya no creo en las palabras.
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Inoportuna canción.

De nuevo coges la taza de café, con las dos manos, intento que tu piel sienta algo más de calor. Te paras a observar la caja de cleenex que tienes sobre la mesa camilla y diriges la mirada a todos los pañuelos sucios y arrugados esparcidos por la habitación. Entonces te das cuenta de que ya no estás llorando. Coges el mando y apagas la estúpida televisión que no hace más que dar ruidos horribles en tu vacía cabeza. Te levantas y coges todas las cartas, todas las notas y las rompes. Las tiras. Buscas las fotos que tienes escondidas bajo la almohada. La de la agenda también y la que llevas guardada en la carcasa del móvil no va a ser menos. Te paras en seco. Las observas pero ya no sientes nada. (Vaya, parece que ahora siento lo mismo que tú, imbécil.) Te dices a ti misma. Sigues caminando antes de que se vayan tus fuerzas. Una cerilla y fffflaaff. Dejas que los recuerdos se quemen. ¿No es así como hizo él con las promesas? El quemazón del frío del invierno acabó con ellas. Pero ahora eres fuerte. Alguien te dijo una vez: "quien te lastima, también te hace fuerte". (¡NO, NO, NO! Otra vez no. Basta. Deja de buscar excusas. Las ha roto. Ha roto las promesas y tú no has sido nada. Deja de salvar el culo a gente que no da nada por ti.) Se repetía una y otra vez. Recobra el vuelo. Pero se escucha de fondo su canción. La que describe cada uno de los momentos vividos durante toda su infancia. Cierra los ojos muy fuerte y apaga la música. Ya es tarde. Indudablemente, ha decidido olvidarle.
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Me pesa el tiempo, me ahoga tanto silencio.

Me estoy ahogando en la soledad de mi habitación. En esta noche fría de diciembre te echo especialmente de menos. Creí que el tiempo curaría las heridas, y las heridas han empeorado. Creí que te superaría, que saldría adelante, y las únicas sonrisas que consigo parecen máscaras de una danza macabra. Borré tu número pensando, ingenua de mi, que así te olvidaría. Borré el buzón de entrada evitando obviar que tengo memorizado cada mensaje. Llegó el puto invierno y es cierto eso de que una vez que los caminos se bifurcan no vuelven a juntarse Ahogué mis penas en más de una copa y lo único que logré fue saber que el tequila en exceso emborracha. He golpeado las paredes hasta hacer sangrar mis manos. He saltado sobre los charcos hasta dejarlos secos. He mareado a mi almohada dándole vueltas más de una noche y más de dos.He roto los cristales con las yemas de mis dedos y he intentado repararlos con los cachitos de mi cordura.
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Tic, tac.

Ya solo quedan miradas de arrepentimiento, palabras que no se atreven a ser pronunciadas. Queda un yo te ignoro porque quiero que me busques, y un no te busco porque prefiero que las cosas las solucione el tiempo. Y de escenario, un reloj, que poco a poco, quema lentamente todos y cada uno de los recuerdos
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Ahora sí, ahora no.

Tú sabes que no lloro por lo que haces ahora, ni por lo que has construido nuevo a tu alrededor, tampoco por la coraza que te has hecho ni por los nuevos te quiero que estás regalando. Ya no se me resbalan las lágrimas por verte sonreír ni por ver que sigues siendo feliz, sin mi. Tampoco lo hago cuando veo lo rápido que olvidas ni cuando observo que tu mirada se ha vuelto distinta, incluso tus movimientos se han tornado diferentes. No siento ganas de llorar cuando veo que repites las mismas palabras que a mi me decías, ya no lloro ni cuando nos cruzamos y fijas tu mirada al suelo. Ni mucho menos lo hago cuando pienso todo lo que pasamos juntos y lo que luchamos por seguir así, hasta que me rendí porque aprendí a diferenciar las verdades de los “claro que sí” y de los “confía en mi”, incluso de los “tu y yo”. Imagínate cariño, ya no lloro ni cuando recuerdo lo que un día fuimos.
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Puta-da

¿Te das cuenta? Nunca hemos podido poner un punto final. Nunca hemos podido cambiar de capítulo. Ni siquiera hemos sabido pasar página. La diferencia es que ella es puta y yo soy tu putada.
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Disparo al pasado.

Hoy te echaba de menos, quería romper a llorar, dar golpes y puñetazos a todo aquello que se me pusiera por delante y me impidiera abrazarte. Tenía rabia, furia. Quería romper a llorar de la impotencia y de que un lado de mi ser todavía quedaba inconsciente ante el saber de tu ausencia. ¿Dónde estabas? ¿Por qué no vienes a buscarme? Te dije que no me buscaras pero tú también me dijiste que me querrías y lucharías por mi toda la vida. Me dijiste que no encontrarías a ninguna como yo. Mentías. O más bien te perdías. Pero eso ya no importa porque aunque te eche de menos, aunque mis días ahora estén nublados y aunque ahora ni un gran baño caliente pueda reconfortarme. Aunque no consiga conciliar el sueño y no me concentre, me seguirán preguntando por ti y por mi alegría, por mis ganas de vivir, de luchar, de arriesgar y de darlo todo cuando no quedaba esperanza. No me juzgaban de cobarde pues no tuve ni una sola acción que me delatara. Y luché con garras y dientes, y me grabé en el alma una cicatriz imposible de borrar. Pero no importa, amigo (¿debería llamarte así?), si bien juré quererte, también juraré olvidarte, y te advierto que volveré a enamorarme, volveré a darle todo a la persona que consiga hacerme no dormir en mis noches más cansadas, el que me haga cosquillas con su tierna mirada, el que no me jure nada y me lo demuestre todo. Pienso enamorarme y equivocarme, caer en la trampa, llorar, volver a desear la muerte y la destrucción a todo ser viviente porque si algo he aprendido de ti, es que errores hay muchos, pero vidas hay una. Y no pienso seguir desperdiciándola contigo.
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El poder en una simple pérdida del equilibrio.

¿Qué se siente cuando estás ahí? Está lloviendo, más bien, diluvia. Hace frío pero yo no llevo más que una camiseta de manca corta que anuncia la ferretería de la esquina. El mismo pantalón que llevé al instituto esta mañana aún abriga mi piel. Es de noche, aun así no se ven las estrellas: las tapan grises nubarrones. Más de cincuenta metros de tocar el suelo, y a más de un millón de kilómetros de rozar el cielo: pero parece tan cercano... Sigo caminando. Las suelas de mis zapatos chirrían cuando dejan atrás el agua que inunda la azotea. Un paso más y miro al frente. No pretendo nada. Estoy un poco cansada de la misma rutina de siempre, las cosas no cambian. No hay nadie que pueda escucharme, las luces se muestran apagadas tras el reflejo de las ventanas. Pero yo sigo ahí. Una sensación de que con un paso más, una pérdida del equilibrio, una ráfaga de aire fuerte o quién sabe que, podría solucionarlo todo. En cuestión de segundos. Me gusta estar aquí y me gusta que llueva. Me dispongo a gritar, gritar muy alto. Mientras, camino. Que se solucionen o no los problemas, lo dejo a manos de la suerte.
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Fría escarcha

Comparando nuestra débil historia con un simple tablero de ajedrez: tú la reina, yo un común peón. Mientras yo avanzo uno, tú eres capaz de retroceder, o de recorrer medio tablero. Maldito el dolor cada vez que el tiempo, en mi favor, es capaz de producir un jaquemate.
miércoles, 8 de mayo de 2013 0 comentarios

Un abismo y un pincel macabro.

Te dibujo con el humo del cigarro que hoy reposa sobre el dedo corazón a la vez que me pregunto que tal te combinarías con un poco de tequila. Un vaso para cada uno. Un reloj que marca las heridas. Unas cicatrices escondidas, refugiadas y apresadas. Unas llagas que lo marcan todo. Escribo con espuma de afeitar tu nombre en el espejo mientras me reflejo. He comprendido que es la única manera de "verte" cerca de mi. Linda cordura, tenebrosa verdad y oscura realidad. Me pregunto a dónde te has marchado. ¿Por qué te lo has llevado?. Déjame caminar en la arena fría y sólida. Déjame no avanzar porque si doy un paso más... Mejor ni hablar.
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Palabras como tesoros

Tener miedo de las ilusiones, que "son espejismos que hacen que te vea como quiero yo, y la realidad no es así". Querer ser dura como una piedra y más fría que el hielo y acabar siendo de plastilina. Creer que ser fuerte es no echar de menos y, no darme cuenta de que ser fuerte es echar de menos con una sonrisa en vez de con los ojos inundados de recuerdos. Pensar que, callar lo que siento, es la mejor opción. Para ti. Para mí. Para todos. Necesitar constantemente bañarme en abrazos. Seguir en la misma página, cuando tú pusiste punto y final a nuestro capítulo hace ya tiempo. Darme cuenta de que, "el tiempo no cura nada, el tiempo no es un doctor." Ignorar que "busco tu mirada entre los ojos de la gente." Hacerme creer que ya no existen esos escalofríos que siempre acompañaban a tu nombre. Inventarme mil situaciones que jamás van a ocurrir. Soñar mil besos que nunca voy a dar. Crear mil conversaciones que nunca vamos a tener. Y, pagar más caros los sentimientos cuando los hago callar.
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No concuerda

Mis letras ya no se enlazan y a veces incluso mis frases pierden sentido. A veces soy una cabeza loca y una bala perdida, una sonrisa allá donde vaya. Y cuando piso me suelen preguntar "¿por qué estás tan feliz?" y se sorprenden cuando les digo "porque solo existe una vida y es la que estamos viviendo". Y me vuelvo loca, y no hay quien me pare. Y salto y grito, y bailo, y me río a carcajadas cuando no he de hacerlo. Hasta que me preguntan: "¿qué haces?" y "ser feliz", les respondo.
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Que llueva



Tu y yo, éxtasis

mientras llueve,

una simple parada de taxis.

Te vas... no vuelves.

Para siempre, decías.

No te creo, susurraba.

Pero como siempre, mentías.

Y te creía las veces que juraba.

Tu y yo, éxtasis,

te vas y no vuelves,

coges tus maletas,

te vas, te vas lejos de aquí.

Y llueve, sigue lloviendo.

Sale el sol,

pero dentro de mí,

aún sigue lloviendo...
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Hoy toca



Hoy toca viajar por los mundos del éxtasis,

hoy toca quererte entre vodka y tequila.

Hoy toca llorar en un rincón del bar mientras maldigo mi suerte.

Hoy toca repasar el calendario y contar los siglos que llevo sin tenerte,

darme de golpes en la cabeza y llamarme idiota por quererte.

Centrarme en el vaho de los cristales mientras internamente se desata mi locura,

sin encontrar una cura.


Hoy toca echarte de menos,

delirar bajo el recuerdo de aquellos besos.

Hoy toca beberme todo el tequila de esta cantina.

Deshacerme en lágrimas por tu partida.

Explotar la burbuja de mis noches perdidas.

Volver a la soledad de mis noches en vela.

adentrándome en este mar de pena.


De lástima, de asco, de balbuceos sin sentido y de frases inacabadas.

Proclamarme vencedora de batallas perdidas, potro indomable, y gritar.

Chillar de rabia, de impotencia, coger todo el aire y soltarlo de golpe.

Quedarme a ras de la más absoluta locura sin pasar por la indiferencia.

Perder el sentido, la cabeza, las ganas de controlar mis latidos.
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Eternidad llamada tiempo

Y ahí estábamos tú y yo, trazando un plan para querernos toda la vida, apostando por un futuro, un futuro en el que solo estuviéramos nosotros. Ideando como sería despertarnos abrazados cada mañana, por unos desayunos interrumpidos por besos, por muchos besos, por esas tardes lluviosas que se solucionarían con una película y al sofá, por esas noches en los que nos comeríamos. Antes de irnos a dormir planificaríamos mil historias para el día siguiente que jamás llegaríamos a cumplir. Tú me prometías un para siempre, yo te llevaría al cielo. Tú disfrutarías de mi locura, yo me enamoraría de tus vicios. Seríamos unos enamorados más, pero unos enamorados con suerte. Pero sabíamos que no todo nos iría bien, que algún día habría problemas y por eso acordamos guerras, guerras de cosquillas donde ambos acabábamos ganando. Después de tantos planes me abrazaste y te juro que por un momento sentí que éramos eternos
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Que se evapore la fuerza de mis nudillos.



Como una colilla entre mis dedos y un par de tequilas en el vaso,

como un mundo entre petas y rayas y que más da lo que sea,

viendo desde la ventana como te alejas, y se alejan,

la misma gente que prometía estar contigo hasta en viejas.

Como de ganas de chillar de rabia,

de gritar de impotencia,

de perder la paciencia.

Inútil de luchar.

Finalmente gana quien menos arriesga,

finalmente pierde el que quiere más.

Finalmente nada es para siempre.
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Saltando al vacío.

Querido destino, nunca se me dio demasiado bien poner las cartas sobre la mesa. Siempre fui esa chica ilusa que planeaba todo, pero actuaba según su intuición en cualquier momento. Los planes no eran lo mío. Los 'para siempre' me venían demasiado grandes. Los compromisos eran difíciles de aceptar. También fui aquella chiquilla que juraba haber luchado mil veces en la vida y en todas haber caído. Querido destino, una guerra, por intensa que sea, es una guerra. Y haberla perdido no determina haber sido derrotado. Por eso hoy cojo mis maletas, hoy cojo mis estúpidos ideales, mis miedos irracionales e intento colocarlos. He sido un cobarde disfrazado de valiente, escondiendo miedos simplemente para parecer más fuerte. Cobarde. Miedo de sentir, de pensar, Miedo de abrir los ojos, ser consciente de la realidad. Y mírame, ¿qué tal me va? Yo hoy pido volverme a perder por los mundos del placer, de la adrenalina, la tensión, vida mía. Déjame reconocer que no ha valido la pena, que lo oculto tras una máscara de "al fin y al cabo lo conseguí". Abrí los ojos, me utilizaste, me jodiste, me puteaste. Cegada por el miedo y tirada en el suelo. ¿Luchar? ¿Qué es eso? Perdí la razón pero todavía no la cabeza. Y lamento decirte, falso amigo, que aunque me veas feliz e intentes volver a mi vida, es tarde. Hoy quiero avanzar. Sonreír al mundo. Reír. Quiero volverme a enamorar, no pensar en si me volverán a pisar. Al fin y al cabo, el hijo de puta eres tú, no el resto del mundo. Lamento decirte que tus recuerdos se han quemado, tus promesas se han evaporado y el tiempo todavía sigue aquí, ilimitado, inagotado. Lo siento pero volveré a enamorarme, volveré a caer millones de veces pero siempre volveré a erguirme porque sí, me di cuenta de que caer es tan humano como levantarse otra vez. Sueña que consigues ser quien quieres ser, que la meta está más cerca si te entregas cien por cien. Salta y entrégate al vacío. No podrán conmigo.
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"¿Quién puede destruir nuestro mundo?" - Dijiste.

Sin embargo tan solo bastó un poco de tiempo para darnos cuenta de que ya estábamos rotos, que el tiempo corría en nuestra contra. Que las promesas nos rompían a cada minuto que pasaba. ¿No te dabas cuenta? Con el hecho de querernos ya nos habíamos rotos para entregarnos el uno al otro.
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Tu sonrisa permaneció, pero tus ojos no.

Los días pasan, la noche permanece. Te echo de menos. Echo de menos tus abrazos, tus pasos cuyo sonido creo reconocer. La mayor parte del tiempo, te echo de menos en conjunto, con tu voz y tu manera de ser mi madre. Te veo en el tren, en los niños refugiados en los regazos de sus madres. Sonrío un poco, luego me siento solo con mis escalofríos
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De nuevo, tú.


Perderme entre los chasquidos de tus labios era mi mayor afición,
El olor de tu pelo, la rugosidad de tus caricias,
El sonido de las cuerdas de tu guitarra
Incluso sin afinar.
Nombrado conductor profesional de tus carreteras curvas.
He conocido tu voz en cada uno de los tonos de las mil melodías.
He desechado sueños que nunca se hicieron realidad.
He intentado recordar mar abierto en busca de alguna de tus risas.
He abordado siete mares en busca del reencuentro del mapa de tu cuerpo.
He sido el capitán de los piratas en una guerra por quererte más.
He sido náufrago cada noche de los ríos de tu boca.
Soy prisionero de cada uno de tus recuerdos.
Soy cancerbero de cada uno de tus besos.
¿Llegará este barco, alguna vez, a la orilla del mar?
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Verano tormentoso.



Y me gusta que llueva porque así es como se libera el cielo. Y me gusta empaparme porque así es como siento frío. Y me gusta el frío porque me hace sentir viva, quizá, porque un ardor me recorre el cuerpo continuamente. Y me gusta ir desabrigada, sentir escalofríos, vértigo. Me gusta sentirme al borde de la muerte, porque siento que estoy viva. Y me gusta sentir que tengo el poder de hacer un simple gesto, de perder el equilibrio de mi cuerpo y zas. Fin. Todo habrá acabado. Y tendría el honor de conocer a la muerte. Ese hombre, que le encanta conocer gente. Y me gusta sentir que todo estará acabado, porque siempre llegará esa suerte de saber que todavía queda la esperanza. Y me gusta, me gusta sentir frío, desesperanza. Llámame loca, pero no hay paisaje más bonito que una noche nublada y húmeda. Una noche muera. Al fin y al cabo, a los muertos le gustan las cosas de muertos. ¿Acaso no lo estás? ¿Acaso no lo estoy? ¿Acaso sigues sintiendo éxtasis cuando te susurran al oído? ¿Cuando te miran a los ojos? ¿Cuando hueles su perfume y una fragancia recorre tu ser? No confundo muerte con melancolía. Dime si, acaso, cuando se llevan tu alma y la pierden, y la rompen, y la parten, y la descuartizan y la burlan, dime si acaso, no está muerta ya. Por eso últimamente, solo soy una muerta a la que le queda un poco de alma, un pedazo de corazón, frío, pero al fin y al cabo corazón. Solo soy eso, un trozo de ser inerte sin miedo.

Y a veces me pregunto, ¿se puede resucitar a los muertos? ¿Se puede encender una vela que ya está apagada? ¿Se puede consumir algo que ya está consumido? ¿Se puede reconstruir un alma que se niega a abandonar un pasado? ¿Se puede? Cada noche las mismas dudas. Pero la lluvia cae. Siempre llueve. En mi cabeza siempre llueve, y siempre es de noche. En mi alma siempre es invierno y eso me gusta porque es más difícil que te hagan daño. Y es extraño, porque las cosas cuando están frías, son más fáciles de romper. Mientras que un alma, contra más fría sea, más difícil será de abrir. Pero ni siquiera me entiendo. Ni siquiera sé lo que quiero. Ni siquiera puedo llorarle a la almohada porque no tengo razones para hacerlo. Realmente nadie tiene razones. Pero sigue siendo gris, mi vida sigue siendo gris, y llueve. Y llueve cada día. Y la noche ya ha llegado. Y el invierno, prosigue. Quizás a mi alma, le hiciera falta algún verano.
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Frágil y cobarde.

Es increíble la cantidad de momentos que puedes vivir en tan poco tiempo. Y es que si te digo la verdad, las cosas han cambiado. Tanto para bien como para mal, quizás en todos los aspectos. No te miento si te digo que ahora estoy mejor y que suelo reír más. Pero tampoco te niego que echo de menos esos días de verano en los que no hacía más que dar vueltas por las calles mientras reíamos y comentábamos. Era llegar las noches y empezar a cantar, y ese era nuestro día. Una persona era mi preocupación porque era la calma a todos mis problemas. ¿Recuerdas cuando me dijiste que no iba a llegar nadie como yo o mejor? ¿Cuándo me comparaste con la que ahora es tu novia? ¿Cuándo me dijiste que nunca me fallarías? ¿Recuerdas cuando fuimos uno y nada más? Después te perdí, te fuiste, quien sabe cuál fue la razón: dejé de buscarla hace mucho tiempo. Ahora ya no estás, de vez en cuando cruzamos miradas, estamos a centímetros pero nuestra alma no da para decir ni media palabra. ¿Te sientes culpable? Quizás es eso lo que quiere creer mi corazón. Pero no, no es así. Quizás aprendiste a vivir sin mí o te diste cuenta de que realmente no significaba nada para ti. Es entonces, ahora, cuando empiezan mis dudas de ¿para qué sirvo? ¿para qué estar aquí? Y me canso. Y me duele. Y pierdo el camino y no sé salir. Me entran esas ganas de escribir y describir cada uno de mis mejores recuerdos pero te juro que me es más que imposible. Que para mí fue perfecto. No te miento si te digo que más de una vez me he planteado decirte algo, volver a hablarte. “Yo te hablaré cuando te haya olvidado” – Te dije. Recuerdo perfectamente. A la salida del instituto. Apenas te podía mirar. No me lo podía creer. Dos años en dos segundos. Pero lo cierto es que no sé si ahora estoy mejor. Han pasado muchos, pero ninguno me ha hecho sentir como tú. Ninguno me ha subido el autoestima con un simple “cielo” ni ninguno me ha hecho suspirar por un “buenas noches tonta”. Me limité a ser fría y crear una coraza, de manera que me diera asco todas y cada una de las palabras que algún día tú me dijiste. Pero no llegó ninguno como tú. ¿Por qué ninguno se parece lo más mínimo? ¿Por qué ninguno me hace sentir como tú? ¿Por qué soy así? ¿Acaso me convertí por ti? Lo que está claro es que por ti cambié mi forma de ser, pero fue tras irte. ¿Y qué se hace ahora? Cuando se supone que has olvidado. Cuando no paras de plantearte si rendirte porque no encontrarás un apoyo como el que encontrabas en él. Cuando sí, llámame cobarde, pero tienes miedo de volver a confiar por si te vuelven a fallar. ¿De quién fue la culpa? No sabes la de veces que me lo he planteado. ¿Y si hubiera hecho esto? ¿Y

aquello? No ha habido un día en que no te haya recordado. En que no me hayan pasado miles y miles de dudas por la cabeza. En que no haya buscado razones para odiarte una vez más. Y mira que lo he intentado. Mira que he intentado borrarte de mi mente, eliminar todos los recuerdos y dejar que el tiempo pasara. ¿Pero para qué? Ocho meses. Ocho meses que te has ido. Ocho meses que nadie te ha reemplazado. Y no mienten cuando dicen que cada persona es especial y que no existen dos. Llámame exigente, pesimista, cobarde. Pero no estás. No estarás. No encontré a nadie con el mínimo parecido a ti. No encontré a nadie que me hiciera sentir única y especial. ¿Y qué te dio? – Me suelen preguntar cada vez que exploto y vuelvo a nombrarte, aunque eso ocurra no muy a menudo. ¿Qué me diste? Eso mismo me pregunto yo. Solamente eras la única persona en este mundo que conocía cada parte de mi mundo, de mi cuerpo, de mi alma y que tenía todos los pedazos de mi corazón. Eso eras. Y un día decidí abrir la jaula y dejarte ir. “Si lo amas, déjalo libre. Si vuelve es tuyo; si no vuelve, nunca lo fue”. Está visto que nunca fuiste mío. Y también me preguntan si te quise, si fuiste la persona que más amé y que si volvería a darte una oportunidad. Sí, te quise como nadie lo hará. Te quise para llevarte el desayuno a la cama, para curarte las heridas después de cada caída de bici, para hacerte el amor incluso sudado, para amanecer y anochecer contigo, para contarte historias que jamás, nunca fueron contadas. Te quise como fue querido Nemo, te busqué cruzando miles de océanos pero tú te olvidaste de mí, cual Dori. Y no lo sé, ¿volvería a darte una oportunidad? Quizás sea lo que necesito, quizás seas lo que más deseo en este mundo pero quizá no lo que merezco. No lo sé. Las cosas han cambiado tanto. Te has ido tú, se han ido ellas, se han ido ellos. Al final consiguieron lo que querían de la forma más sencilla. Tú eras mi vínculo. El mismo que tuve que romper para dejar de hacerme daño. Tuve que empezar de cero sobre un folio que acababa de borrar, con una goma que claramente, no borraba bien. Ahora todo es distinto, ellas son otras, ellos son otros. Algunos persisten pero todo es diferente. No te niego que me gustaría volverme a enamorar, darlo todo por una persona que quizá no de nada por mí. No me importaría mientras borrara del todo tu recuerdo, porque si algo tengo claro es que jamás, nunca, querré a alguien como te quise a ti. Yo… Yo solo espero. Sigo esperando a que vuelvas. A que nuestra relación no se base más que en una mirada a la semana cuando nos cruzamos por los pasillos. Que yo sigo babeando por tu culo, que sigo muriendo por tus piernas y sigo matando por tu olor. Mientras tanto, solo queda vagar por un mundo desconocido en el que nadie sabe nada de ti. Donde hasta los que creen que saben, no tienen ni idea. Toca sobrevivir en un mundo con unas personas que te llenan de sonrisas pero con las que diariamente vives con el miedo de fallar, de que se vayan, de que te dejen o te sustituyan, como tú hiciste. Me provocaste tantos miedos… ¿Qué buscas? ¿Qué quieres ahora mismo? Si te digo la verdad solo quiero dormir durante un par de días, irme de fiesta durante miles de noches, quiero vivir, disfrutar, sonreír. Pero sin fingir. Sin ocultar mis problemas. Pero siempre que lo intento sale esa maldita coraza que tú me creaste, la que me impide demostrar que realmente, la más débil soy yo. Que aquí, la que más esperanzas da, la que más fuerte parece ser, la que menos complejos parece tener. La que vive con una sonrisa de oreja a oreja y miente más que una abuela, soy yo. Porque me enseñaste a fingir. A vivir en una mentira donde solo oculto mis miedos, mis temores y mi vida. Mis problemas. Soy yo, la que soluciona los problemas de todos sin saber qué hacer con su vida. Soy yo a la que hacen daño y se lo calla, por miedo a estar sola. ¿Y qué es lo que valgo? También he intentado cometer locuras millones de veces. Pero nunca he sido capaz. Pero es tan absolutamente grande el dolor que sientes en el pecho, el vacío que sientes en el corazón, la tristeza que sientes en tu alma… Es tan jodidamente duro creer que estás solo y estarlo por la desconfianza que una persona te causó. Pero no te culpo. La culpa es mía. Soy una cobarde. Una cobarde que nunca aprenderá.
 
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