miércoles, 31 de diciembre de 2014 0 comentarios

De Carlos Gómez

No tienes ni idea de lo bonito que puede ser,
llegar a echarte de menos.
Pero eso queda muy lejos;
todavía.

Aprender conmigo, sin un nosotros,
a oler tu ropa,
tender tus miedos;
a gritar tu nombre;
a tenerme lejos.

Sentir tu vacío llenando el mío;
y mi cuerpo en silencio,
como un patio de luces.
Escuchar el eco entrar por mi ventana;
repitiéndome tu nombre;
una y otra vez.
Ven.

Estamos muy cerca,
de querernos a lo lejos.
Donde se encuentran las nubes,
y se abren tormentas.
Allí donde se atrapan los sueños,
y vuelan las promesas.

¿Dónde quedas?
¿Dónde hemos quedado?
Yo de ti;
Tú de mí.

De nuestros cuerpos.

Grítame dónde has ido;
o dime dónde me has dejado.
Agarra fuerte tu brazo,
obligándole a odiarme.

Porque no tienes ni idea
de lo bonito que puede ser,
llegar a echarte de menos.
Quererte un poco más; 
y más.
A deshoras.
Sentirme allí,
a lo lejos,
o escribirte esto.

Porque no valen palabras
—escritas o por escribir—
en estos momentos.

Por si acaso
si se te ocurre volver, grita.

Tengo la ventana abierta.
sábado, 13 de diciembre de 2014 3 comentarios

Reyes Magos

A mis hijos les diré que los Reyes Magos sí que existen, pero que no tienen que esperarles porque están dentro de ellos mismos. Les diré que no se lo cuenten a los demás niños porque todos querrán ser como ellos. Les dire que todos los niños creen que ellos son unos viejos barbudos que montan en camello. Les diré que si quieren que el resto de los niños tengan sus regalos en Navidad, tienen que lavarse los dientes, acostarse pronto y sonreír todos los días. Les diré que cada vez que ayudan a alguien, es un regalo que acumulan para entregar a algún niño. Y por último, les diré que esa noche tienen que irse a dormir muy temprano, porque el duendecillo que llevan dentro tiene que hacer muchas cosas. Así, aprenderemos que no es más feliz el que más tiene sino el que más es capaz de dar sin perder la ilusión.
jueves, 11 de diciembre de 2014 0 comentarios

Debe

Creo que desde el momento en el que te rompen, puedes elegir por qué ruta prefieres desviarte. La primera ruta es una especie de egocentrismo que crea una barrera a tu alrededor de modo que nada ni nadie pueda hacerte daño. Te vuelves sombra. Ríes, superas, te creces, te quieres... Pero en el fondo siempre sabrás que hay algo roto dentro de ti y esperas, aunque lo niegues, que alguien te ofrezca un café en aquella cafetería, y sobre todo, que a ese alguien le guste la manera en la que te besas en los guantes y te abrazas la taza. La segunda ruta consiste en todo lo contrario: "soy el vulnerable pájarillo de tu aliento". Todavía no tengo claro si hay algo más oscuro que una sombra, y supongo que si existe sería la sombra de la nostalgia. Debe de existir algo más feo que un árbol de navidad blanco y artificial, algo aún más feo que el rencor, y eso debe ser la sensación de haberse perdido a uno mismo: de mirarse y no verse, de odiarse, de no ser capaz de dejar de ir a esa cafetería mientras continúas a la espera de que llegue alguien, pero no ese alguien... sino aquel alguien. Y es algo parecido a esperar el tren mientras las vías están cortadas por intensas nevadas, "pero es que este vendaval no me deja levantarme". Debe de existir algo más feo que tiritar por ausencias, por falta de ganas de respirar, por ausencia de razones por las que vivir... en fin, creo que desde el momento en el que te rompen, algo cambia en ti para siempre. Existe un momento, no importa cuándo, en el que te das cuenta de que todos aquellos malos cuentos de final triste siempre fueron rasguños. Existe un momento, en el que te sientes tan vacío por dentro que no te queda otra que, hacer el mismo daño que te han hecho al tiempo que te repugnas frente al espejo, o quererte tanto que seas incapaz de querer a alguien, incapaz de creer que puedes ser querida de la manera que mereces.
Creo que, cuando nos rompen, lo único que nos sana es el amor propio, las caricias de las letras y algunas personas que "las suelo llamar personas mundo, porque conocerlas es como leer un libro: tan reales, tan verdaderas, tan ciertas... y tan mágicas"


 
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