viernes, 25 de marzo de 2016 2 comentarios

sonrisas que matan prisas

Entre puentes de plata y asfalto,
entre sonrisas que matan las prisas,
entre boca y beso, poeta y libro.

Mercader de la utopía
de que para mis gustos
tus colores
y ese patrón a la deriva

Que
queriendo a alguien lo único que haces
es
declararte la guerra a ti mismo - me dices.
Y yo, amor,
no tengo el corazón para batallas.

Yo no tenía más arma que las ganas
y la esperanza de que
nos lloviese en otras ciudades,
hacer una parada en Finlandia,
firmar contratos de damas,
meter las prisas en la maleta,
que de saber las palabras para un beso,
te las diría a la cara.

Así, creando pasillos donde
alguien puso puertas:
trazando coordenadas
en los mapas
de este poema que
yo musa y tú poeta
o yo poeta y tú don nadie,
marca incendio y
hoguera en tu garganta
o terremoto entre mis piernas.




lunes, 21 de marzo de 2016 0 comentarios

Memories

¿Sabes? Me hubiera gustado decirte que me había enamorado de mí cuando me ponía guapa, para mirarme trescientas cinco veces en el espejo del ascensor antes de subir a verte y que me abrieras la puerta y me dijeras 'fea' y yo te mirara con cara de 'te odio'. Luego no podía evitar la discusión interpersonal entre tus ojos y estas vistas desde el décimo de tu casa. Pero me solía quedar con tus ojos, que me miraban como diciendo que todo lo que me estabas diciendo era mentira: que yo no era fea. Yo te devolvía la miraba como diciendote que no me importaba en absoluto tu vida, que eras indiferente y que te odiaba. "No pienses que he malgastado un segundo en arreglarme para venir a verte". Qué bien se nos daba mentir. Y qué bien se te daba cocinar.
Me enamoré de las veces que me necesitabas y me buscabas. Pero ahora estás como ausente, como perdido, como muerto. Como si todo este dolor hubiera podido contigo y yo no hubiera sido capaz de llamarte de nuevo para decirte que todo iba a ir bien, que todo estaba en nosotros. Era demasiado tarde porque nos habíamos muerto. Tú por ti y yo por los dos.
Quizá lo dejé morir yo, por las desganas o el tiempo. Por eso, cuando los recuerdos se van, suelo echarlos de menos: y solo entonces siento que lo muerto me mantiene viva.
 
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